Durante el fin de semana se realizó la tradicional peregrinación a caballo en la cual que calcula que unas 2 mil personas llegaron a nuestra ciudad y, como cada año las agrupaciones que velan por los derechos de los animales realizaron controles en los principales ingresos a Luján. El Centro de Asistencia Equina trabaja en la localidad de Ituzaingó, pero este fin de semana colaboró con la protectora de Animales "Más Amor Animal". 

El saldo fue cuatro equinos muertos y ocho secuestrados. "El gasto que tiene el gaucho por el caballo es mucho como para tenerlo mal, el problema son los animales que caen en chicos que vienen a Luján de fiesta, no tiene nada que ver con la tradición", aseguró Scandroglio. De los ocho secuestros, siete fueron en los controles de ingresos y el último a la salida, cuando "en un puesto se detectó a una yegua con un corte muy grande en una pata, se le comunicó al dueño que debía llevarla en un trailer pero aseguró que no tenía plata y quería hacerla caminar hasta Laferrere". 

El vicepresidente del CAE aseguró que el número de caballos muertos ha descendido en los últimos años, pero que los controles deberían realizarse en los municipios de donde salen los peregrinos. "Uno de los caballos que murió en el puesto venía de Ezeiza, si lo detenían al salir hubiera sido diferente el final", contó.

Respecto al proceso de secuestro de los animales explicó que "la primera alerta la da el jefe de turno del puesto, un veterinario lo revisa y cuando se decide retenerlo se realiza una denuncia por maltrato, se le informa al propietario y la policía rural lo secuestra. El animal queda en nuestro campo mientras el fiscal determina qué se hace".

"El dueño del primer caballo que secuestramos estaba totalmente alcoholizado", contó al aire de Visión Panorámica. También agregó que existen casos de "personas que se ponen a llorar porque dicen que quieren al animal, pero no tienen el conocimiento de cómo cuidarlo y lo tienen en un estado deplorable".

Tracción a sangre

Respecto a la polémica discusión sobre si se debe erradicar esta práctica tan común en la economía informal, expresó: "No hay que prohibir, hay que reglamentar. Si se quiere trabajar con un carro tirado por caballos tiene que haber una reglamentación municipal. Se debe identificar el caballo, el dueño y el carro. Hay que regular la tracción a sangre, en Ituzaingó nos dio muchos resultados".

Por último, explicó que quienes son dueños de equinos "deben tener una libreta sanitaria que se la de un veterinario y el chequeo debe ser cada seis meses".