13 de octubre de 2015
"Antes de Colón el mundo tenia forma de esfera"
Interesante charla de Agustín Espinola y Mariano Gomez sobre el conocimiento de la extensión de la tierra y su forma, siglos antes del viaje de Colón. Geografos de la antigüedad muy atinados y un "descubridor" pifiado.
Los antiguos filósofos hindúes imaginaron una tierra plana sostenida por cuatro elefantes, apoyados en tortugas gigantes o al menos eso cuenta su cosmogonía primera. Para los chinos el mundo se sostenía no por elefantes sino por cuatro columnas. En un episodio de la mitología china se cuenta que un monstro que corría por el espacio choca contra una de las columnas, de este modo explicaba la inclinación de la tierra que percibían.
Los griegos también sostenían que la tierra era plana, con una pequeña inclinación y para no perder protagonismo ubicaron a Grecia en el centro de la tierra. Protágoras (485 a. C.- 411 a. C) observaba que los barcos se curvaban en el horizonte y pensó que la tierra no podía ser plana.
Anaximandro de Mileto (610 a. C. - 547 a. C.) pensó que el mundo era en realidad una columna cilíndrica que flotaba en el centro del universo y partiendo de esta idea, y de las muchas discusiones que generó entre los alumnos de la escuela de Pitágoras surgió una idea muy cercana a la actual, la idea de una tierra con forma de esfera con movimiento de rotación y traslación y un fuego central llamado “Hestia” sobre el cual giraba no solo la tierra sino otros ocho cuerpos entre los que se incluía la luna y el sol (entendido, este último, como una esfera que reflejaba el fuego de “Hestia”). Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) tomó y amplió esta idea de lo que pensó Filolao (470 a. C. – 380 a. C.).
Ya por el año 200 a. C. Sustentados por estas ideas existieron geógrafos europeos que calcularon con mucha precisión el diámetro de la tierra, entre los más destacados figuran: el geografo e historiador griego Estrabón y su predecesor Eratóstenes.
Motivados por estos descubrimientos científicos, se produjeron numerosas expediciones por los mares. Cuyos resultados pertenecen a la mitología, o a un revisionismo de difícil comprobación que no ha gozado de mucha difusión.
Posiblemente Cinco siglos antes de la llegada de Colón a América se haya producido la “Saga de Erik el Rojo” un vikingo que podría haber colonizado lo que ellos llamaron “Vinlandia (la tierra del vino)”, para nosotros Terranova. Esta es la más conocida de las expediciones precolombinas.
Varios siglos despues, Cristóbal Colón por el siglo XV realizó su propio cálculo sobre el diámetro de la tierra y conjeturó que era mucho menor a lo que habían calculado Estrabón, Mandeville y Marco Polo entre otros. Contemporáneo a Colón fue Toscanelli, quien lo ayudo a equivocarse en algunos cálculos. Colón erró en el cálculo, no solo del diámetro de la tierra como ya se ha dicho, sino también en la extensión que pensó tenia Asia y su ubicación. Pensándola donde está en realidad América.
Bien conocida es la historia que cuenta que Colón llegó a América pensando que estaba en la India y por eso llamó a los nativos americanos indígenas.
Vale un último aporte para indicar que de no existir América Colón no hubiese podido dar la vuelta al mundo, es decir partir rumbo al Oeste y llegar por el Este, con los medios de la época (las carabelas) por los motivos ya mencionados (el mundo era más grande de lo que Colón lo pensó y aun Asia le quedaba mucho más lejos de lo que calculó). Y vale decir que por lo menos 1500 años antes del Almirante se sabía que el mundo no era llano, muy por el contrario a lo que aún se enseña en la escuela primaria cuando se dice que “Colón fue un visionario que descifro la forma de la tierra, mientras los sabios se burlaban él”
Los sabios de la época tenían razón aun cuando se equivocaron y Colón aún equivocado logró desembarcar en el “nuevo mundo”. Al que tuvo Europa, oportunidad de hacer a su imagen y semejanza, imponiendo su ley, su Dios y sus impuestos mediante la fuerza que le otorgaron los reyes y religiosos europeos y el poder de la viruela mediante la cual, se calcula se aniquiló cerca del 90 por ciento de la población originaria.
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